lunes, 16 de abril de 2018

LO QUE PASA CUANDO NOS ROMPEMOS


¿Te han dicho alguna vez eso de que cada día algo cambia?

Aunque todo parezca quedarse en el mismo sitio.

Como cuando un jarrón o un plato cae al suelo y se desintegra por completo.

No importa que todo esté desperdigado y quebrado, recolectamos los cachos y los pegamos lo más fuerte posible para volverlos a sellar y creer que nada ha cambiado.

Es imposible, porque a ese jarrón o ese plato siempre le faltará, aunque minúsculo, un pedazo.

Eso es lo que pasa la primera vez que nos rompemos. 

Porque sé que tú también te has roto alguna vez.

Puede que al igual que un jarrón o un plato, que al deslizarse fuera de su zona se desestabiliza.

O quizá te rompiste estando sentado, o cuando estabas muy quieta.

Tan rodeado o rodeada de silencio que pudiste escuchar cómo una de tus piezas se agrietaba, y el dolor, ese pinchazo en tu centro se clavaba y quebraba tus huesos dejándote sin respiración.

Un día como otro, sin que pasara nada especial, un martes de octubre por ejemplo, mirando el gotelé de tu salón con las piernas cruzadas.

Un miércoles en la sala de espera del médico ojeando una revista.

Una mañana soleada, con niños jugando en el parque y olor a pan recién hecho.

De cualquier forma. 

Yo sé que tú también te has roto sin merecer un mínimo arañazo.

Y sé que habrá un pedazo de ti que buscas cada día, en todos los rincones, para poder reconstruirte.

Pero aunque lo encuentres, te diré que ya no eres el mismo, ni la misma.

Ahora eres más fuerte.


Carne Griffiths