Se quedó mirando la ventana y me dijo:
"Ultimamente he ido a varios funerales."
Yo puse mi cara de confusión, que se parece a mi cara de ver de lejos. Y entonces me miró y siguió hablando:
"No de esos funerales a los que se va cuando el cuerpo deja de funcionar porque la persona ya se ha ido. Me refiero a cuando alguien queda tan fuera de tu vida que es como si ya no existiera en este mundo. Y en parte creo que es un poco así, porque sabes que ya no formará parte del tuyo. Que no vais a cruzaros por la calle, aunque esto sea un pañuelo, ni tomaréis un café. Esa voz con la que reíste, hablaste o hasta discutiste, no la escucharán tus oídos. Nunca más.
Ya todo eso, que son sus manos, su forma de respirar, sus bromas, sus cagadas, sus sentidos, deja de estar cerca de ti. A veces pasa de repente, sin una razón de peso, no da tiempo a despedidas ni reproches. Te dejan ahí, con un duelo que se le parece más a un secuestro, o huída, del tiempo-espacio que una vez compartistéis."
Hizo una pausa
"Aún así, yo creo que cuando se van, definitivamente de este mundo digo, algo tiene que avisarnos. Quizás un escalofrío, un recuerdo suyo como un pinchazo, un dolor en el bazo, una bajada de tensión... Algo que de alguna manera nos diga lo que ya sabíamos, que no nos volveríamos a cruzar en este mundo. Que cuando los capítulos terminan, se prenden, y uno no puede releer lo que ya sucedió."
Entonces pongo mi cara de pensar que se parece a mi cara de intentar sumar sin los dedos, y trato de recordar los funerales a los que fui sin saberlo.
Así me quedo un rato, descansando en paz.
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