domingo, 23 de febrero de 2020

MOMENTOS

Hay momentos para cantar y hay momentos para mirar la lluvia desde casa.
Pero también hay momentos para reventar y estallar con todo lo bueno y todo lo malo.
Soltar un alarido tan fuerte que hasta las solapas de todos los abrigos de la ciudad se pongan mirando hacia arriba.
Para deshacerse y ver de qué ladrillos estamos hechos y de qué piedras hay que desprenderse.
Te lo juro, hay momentos para olvidar y también los hay para reafirmarse.
Hay momentos para nadar a contracorriente. Cada día.
Y para portarse mal y que todo te resbale.
Para derrumbarse y comprender dónde ya no hay nada más que construir.
Hay momentos para ser fuertes. Casi todos los días.
Hay hasta momentos para oler mal y llenarse de barro.
Para fumar un cigarro y contarnos un cuento.
Hay momentos para investigar la vida secreta de las pelusas, y momentos para discrepar con lo que un día dijo Neruda.
Hay momentos para no entender nada.
Hay momentos para mandarlo todo al carajo. Algunos días.
Hay momentos para colocarse frente a otros ojos y ver que también estamos ahí dentro.
Hay momentos para decidir que no es el momento.
Incluso hay momentos para pensar en la cantidad de momentos que hay.
¿Y sabes?
Todos son nuestros.


                                            Vancouver, Febrero 2020


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