miércoles, 2 de junio de 2021

EL SINDICATO DE OVEJAS

De esto que yo me preguntaba muchas cosas la otra noche.

¿Por qué tengo calor? ¿Cómo nacen los caracoles? ¿Por qué creo conocer a una persona que en realidad no he visto hasta ahora? ¿La avispa pica o muerde? ¿Por qué me escuece la uña del meñique izquierdo? ¿Existen tortugas con cresta? ¿Por qué nos hemos encontrado? ¿A qué hora amanece en verano? ¿Por qué esa longitud de pestañas? ¿Cuánto va a subir la luz? ¿Por qué el miedo a la muerte? ¿Cuántos años tendría si hubiera nacido el 29 de febrero? ¿Por qué tu perfume? ¿Qué pasa con esos días? ¿Por qué ya se ha puesto en verde? ¿Por qué ya no hay más tiempo?  

Y así un buen rato, hasta que miré el reloj y decidí que ya era hora de apagar y contar ovejas para engañar al insomnio


Pero no me dio tiempo a hacer la cuenta, ya que la oveja número uno se negó a saltar la valla de madera y se acercó a mí decidida. 


Se presentó como Brenda y empezó a contarme, como si aquello fuera un monólogo, que se sentía indignada porque no valoraban su trabajo, y que ella y sus compañeras habían creado un sindicato porque estaban hartas. E incluso aseguraba que, si la situación no mejoraba, no les quedaría otra que hacer huelga.  


Aunque decía, que nadie parecía entender el desorden que se armaría si ellas dejaran su puesto. El caos en el que el mundo se vería envuelto si ya no tuviéramos ovejas que contar en las noches de insomnio.

 

¿Qué contaríamos? ¿Los burros también tendrán un sindicato? ¿Las mulas eran las estériles no?  


 - Pero a nadie le interesa lo que nos pasa, sólo somos números. - Siguió contándome Brenda. 


Yo no sabía qué contestar, a decir verdad, nunca les había prestado mucha atención, y ninguna de los cientos de preguntas que solía hacerme a mí misma antes de que ellas llegaran, tenían que ver con sus condiciones laborales, sus sentimientos, sus insuficientes días de vacaciones, o su derecho a un pasto fresco y libre de fertilizantes químicos. 


¿Qué hacen las ovejas cuando no pueden dormir? ¿Cuentan a sus compañeras? ¿Cuentan personas? ¿Qué cuentan? 


Brenda me explicó que además realizan la parte administrativa, archivan todos nuestros sueños, aunque cada cinco años, si no han sido significativos, los mandan al reciclado. 


¿Y cómo lo hacéis? 


Cuando una persona está a punto de quedarse dormida no llega a decir el siguiente número, se queda a mitad. Si tú te duermes en el número cuatro, esa oveja corre hasta alcanzar tu sueño, se queda observando y luego hace un informe. 


¿De verdad? 


Tan cierto como que la lana abriga. Siempre, aunque no te des cuenta, hay una oveja escondida en tu sueño. 


Vaya... eso podría considerarse violación de la intimidad. 


Chorradas. Somos muy objetivas. Es puro trabajo. La mayoría de los sueños son predecibles y aburridos, y muchos se repiten en distintas personas con el mismo patrón o anhelo. 


¿Y eso pasa muy a menudo? 


Desde luego. Es probable que la misma semana en que soñaste que volabas, tu vecino de en frente también, o cuando se te descolocaron y cayeron los dientes, o las veces que has soñado con aquel león, pues ya te digo yo que ese león es el mismo que se ha intentado comer a tus amigos y amigas en sus sueños. Incluso, a veces ocurre que cuando sueñas con alguien, esa persona sueña contigo también. Pero las personas no habláis de lo que soñáis, preferís comentar las noticias, el dinero que tenéis o que no tenéis, o hablar sobre el tiempo. 


Supongo que tienes razón. 


Por supuesto, son muchos años en este campo. En fin, que en nombre de nuestro sindicato vengo a deciros que estamos hartas de que nos tratéis como simples números, y que estamos aburridas de oíros contar, siempre con lo mismo, que si uno que si dos que si tres y así. A partir de ahora, nos gustaría escuchar otras cosas y contaros las nuestras, nosotras también deberíamos tener ese derecho, nosotras también tenemos sueños. 


Sí, claro...es lo justo ¿No? 


Brenda asintió y se fue sin más.  


Al rato, me levanté de la cama y las preguntas seguían en mi cabeza.


¿Sindicato de ovejas? ¿Por qué Brenda? ¿Y ellas cambian de número o son siempre el mismo? 


Ya en la calle, mientras esperaba en la parada del autobús, noté que algo me miraba. Giré sobre mí misma, y escondida a la vuelta de la esquina vi a una oveja que me observaba, como cuando alguien que está a punto de contar una historia, espera en silencio. 


Sonreí para mí, como alguien que acaba de entender algo y volé hasta ella. 



Deborah Gregg


No hay comentarios:

Publicar un comentario