Me di cuenta de que la
mayoría de mis cartas no iban dirigidas a una persona sino a una idea.
No le busques
explicación. Hay que soltarlo de alguna manera porque si no la garganta cría
estacas que se astillan más que la madera.
Esto no es una película.
No hay un conejo buscando
sus guantes, ni puedes conocer tu muerte a través del ojo de una bruja. No podemos
viajar en el tiempo, eso aún no es posible.
Así que no iremos a un
concierto de los 60, ni veremos cómo un tipo o una tipa descubren el fuego, ni
qué se contaban mientras hacían las pirámides, ni cómo eran esos ríos y esos
árboles.
Siguiendo con la espiral,
he confundido la realidad con el sueño, mientras una gata se hacía un ovillo en
el valle de la curvatura de mi cintura aprovechando que me recosté sobre mi
costado. Y después estuvo lloviendo.
He escuchado a Orishas
desde la orilla de una copa de ron, y he tenido sed hasta llegar a la trigésima nota de la última canción, que en
realidad ya nunca será la última.
No hay que buscar tantas
explicaciones, y esto lo dice una persona que no entiende infinidad de cosas.
El de la guitarra se
marcha sin decir adiós.
Nos tomamos unas claras y
a mí no se me aclara nada. Se me espesa el péndulo que me cuelga por dentro,
oigo su tic-tac y noto el chorro de arena cayéndome de lleno, como si estuviera
metida en un frasco de cristal que todos se empeñan en girar en sentido
contrario, cerrándolo más y más en lugar de abrirlo.
No sé, esto siempre pudo
ser un sueño. Ya ves, el Club de la lucha surgió de una alucinación, y
seguramente habrá veintenas de Bridgets Jones anotándolo en un diario rojo.
Pero no le busques
explicación a todas las preguntas que ilustran una mirada seca, puesta en la nada.
No respondas cuando te digan si alguna vez te has enamorado de una voz, si has
gritado precisamente porque sabes que nadie podrá escucharte, si has dejado que
alguien se equivoque, si alguna vez has luchado ¿Sabes? Con todo aquello que
una lucha implica, si has olvidado la palabra que dices todos los días y te has
cagado de miedo, si has dicho adiós sabiendo que realmente es un adiós, si has
lanzado algo con el único objetivo de romperlo, si te has sentido fuera de este
mundo, si has llorado ¿Sabes? Con todo aquello que un llanto implica, si has
tocado una cima, si has consultado con tu farmacéutico, si has hecho algo bueno
a escondidas, si te ha parecido ver algo donde no hay nada, si has comido
tierra, si has pintado con comida, si has perdido tus zapatos, si te lo has
creído, si has olvidado el tiempo que hace que.
Ahora viene cuando tocas
un si con la pandereta y te invito a gritar sandeces.
Y sigue la espiral.
Una vez me hablaron sobre
la ciudad de la escarcha. El animal autóctono es una rana que es capaz de
dormir toda la estación cubierta de hielo mientras el corazón se le va apagando
hasta que para. Y después, con los primeros soles el latido despierta.
Supongo que con decirlo
ya basta.
También me hablaron de
los ópales, pero eso es otra línea.
Espiralmente hablando, no
viajaremos en el tiempo, eso aún no es posible. Pero sí podemos viajar en el
espacio, y vaya si queda espacio por recorrer.
Seguimos girando.
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